En un viaje como éste, en el que vas por libre, son muchas cosas las que pueden fallar. Hoy hace una semana que comenzó nuestra aventura cogiendo el vuelo Madrid-Tokio y mañana hará una semana que desembarcamos en el capital nipona. El balance es bueno, sólo el día de ayer nos encontramos con algún mal sabor de boca.

Decidimos comenzar el día visitando Asakusa. El santuario es muy bonito y es gratuito entrar. Es un lugar que en muchos mangas hemos podido ver =) y el ambiente era increíble. Mucha gente vestida con kimonos, yukatas… Y participando en las actividades del templo. La puerta de los truenos, la de entrada principal, nos la encontramos en obras (estoy de las obras…). Tras cruzarla, nos encontramos con una calle llena de puestecillos con mucho ambiente. Esta calle ya existía hace siglos y se ha mantenido 🙂

El resto del santuario es muy bonito, con diferentes pequeños templos. Disfrutamos de un agradable paseo. La pagoda de 5 pisos es muy chula 🙂

Además, hay una zona dedicada a figuras jizo. Precisamente los días 24 de cada mes, a las diez de la mañana hay una oración rito en memoria de los niños fallecidos. Nosotros llegamos algo más tarde y nos lo perdimos, pero vimos rastro de esa ceremonia. Los jizos estaban recién vestidos 🙂

Tras terminar la visita a Asakusa y recorrer de nuevo la calle comercial de acceso al santuario nos dirigimos hacia el Palacio Imperial, al que sólo está permitido la entrada a sus jardines… Pero fallo!!! Los lunes están cerrados. Al poner la ruta en Google ya me avisó, pero aún así quisimos ir… Y nada, de camino a los jardines un amable japonés en inglés nos paró para decirnos que estaban cerrados. Una pena, porque ya no tenemos tiempo para poder regresar y verlos 🙁 En ese momento sentí mucha rabia porque el fallo fue mío al no consultar cuándo cerraba… Pero qué se le va a hacer, cuando dentro de mucho tiempo podamos volver a Japón, será una de las cosas pendientes.

El resto del día decidimos pasarlo en Akihabara y comenzar la misión compras. Hicimos una primera batida y localizamos aquello que queríamos… Después comimos en un restaurante entre las tiendas frikis llamado Katsuya. Por unos 12 euros al cambio comimos los dos, con una cerveza incluida (recordad que en la mayoría de lugares el agua es gratis y el té para comer)

Después decidimos ir al hotel a hacer colada… Menuda misión más complicada. En serio, cuando la lavadora y la secadora están en japonés… Decidimos toquetear todos los botones y oye, limpia salió la ropa jajaja.

Una vez hecha la colada, volvimos a Akihabara a ejecutar las compras 🙂 tras algún que otro disgusto (como en el intento de compra de un súper espectacular Levi que fracasó) cenamos en un restaurante al lado del hotel llamado Tasuke Awajima… Calidad precio fue un poco cara (unos 36 euros), pero oye, al menos había vino blanco (aquí todos los vinos que nos ponen son chilenos jajaja)

Así terminó nuestro sexto día en Tokio. Ahora os escribo desde el tren bala, de camino a Nikko… Pero esa ya será otra entrada.

Un beso y gracias por leernos 🙂


Ya nos quedan pocos días en Tokio, y con el paso de las jornadas y nuestro ritmo, me doy cuenta que igual aprovechamos demasiado los días y que podríamos habernos ahorrado aquí una noche. Quizás 7 son muchas, pero menos de 6 me parecerían escasas.

Yo sigo despertándome a las 4-5 de la mañana. Ya no culpo al jet lag, sino a mi reloj interno que se ha quedado parado jajaja.

El día de ayer lo pasamos en Harajuku. Primero visitamos el santuario gratuito Meiji. Se encuentra dentro del inmenso parque Yoyogi y llegar hasta él es un agradable paseo. Además,  mientras caminas por Yoyogi park te da la sensación de estar dentro de un bosque perdido en el monte, no en un parque municipal en medio de una urbe como Tokio. El santuario en si no me pareció nada del otro mundo, quizás porque es reciente y además está reconstruido y se nota. Además, para colmo, estaba en obras y eso seguro que le ha restado mucho encanto.

Lo que sí debéis hacer es ir en domingo, porque podrás ver alguna boda japonesa en el santuario 🙂

Otro de los motivos por los que hay que ir en domingo al Parque Yoyogi es por su ambiente, y por los rockabillys bailando y tal. No sé si es porque chispeaba o que sé yo, pero ni rastro de ese ambientazo que prometían los domingos 🙁 muchos turistas y poco más.

Cerca del parque Yoyogi tenéis otros tres puntos de interés. Por un lado la gran avenida Omotesando, llena de tiendas en las que se forman colas antes de abrir (en serio). Para mí lo único por lo que vale la pena esta vía es el Bazar oriental: tienda en la que venden cosas tradicionales japonesas (jarritas de sake y tal) a buen precio/calidad.

Lo que sí merece es la Takeshita Dori, una calle llena de tiendas extravagantes de frikis. Decían que en esta calle veríamos a muchos cosplayers, gente muy friki… Oye, pues no pasó lo mismo que con el parque Yoyogi, ná de ná. Lo que sí aprovechamos allí es para entrar a un Cat Café, sitio que pagas por estar con gatos (tras tantos días sin Levi tengo mono de miau). 30 min 600 yenes (bebidas aparte).

Para comer decidimos ir al Capcom Bar, que ya lo teníamos fichado antes de venir. La comida está ambientada en juegos de esta marca… Ejemplos: Phoenix Wright, Resident Evil, Dmc… Es carillo, pero merece la pena ^^

Este restaurante está en Shinjuku, el otro barrio al que le íbamos a dedicar parte del día. Sobre todo para ver las vistas que ofrece el observatorio de la Torre norte del Ayuntamiento de Tokio (además son gratis). Lástima que el día estuviese nublado y el Monte Fuji casi sólo se podía imaginar.

Luego no podía irme sin hacer una foto al hotel en el que se conocen los protagonistas de Lost un Translación, el Hyatt park.

Y desde allí, dirección Nakano Broadway, galería comercial llena de tiendas Mandarake especializadas y alguna que otra tienda friki. Pensamos que allí íbamos a encontrar la figura de Takamura tan ansiada por Víctor, pero na de na. Preguntas y brazos en cruz y la maldito frase de Sold out.

Para cenar decidimos repetir en un Sushi bar en Akihabara que nos gustó mucho, calidad y precio está muy bien, y a menos de 600 metros del hotel (algo importante cuando se me ha hecho una super pompa en el dedo pequeño del pie derecho de tanto andar).

Hoy nos iremos al barrio de Asakusa, a la parte más tradicional de Tokio. Luego os cuento ^^

 


Hoy ha sido un día light en comparación a otros..  y por light entendiendo que después de comer hemos ido a descansar un rato al hotel!

Esta mañana hemos ido a la zona de Ueno, a visitar su parque (uno de los pocos públicos de Japón) y sus templos. El paseo merece la pena y ha dado para toda la mañana. En este pulmón de la ciudad hay diversos museos (nosotros no hemos entrado) y diversos templos en los que hemos podido presenciar cómo rezaban. Además, tiene un gran estanque dividido en tres: el de los nenúfares, el de las barcas y el de las aves.

Además, Ueno cuenta con un zoo en el que su imagen principal son los osos pandas. Nosotros no estamos muy a favor de los zoo… Pero este forma parte del parque y hemos decidido entrar por 600 yenes cada uno. Hay mucha variedad de animales y es muy muy muy grande. A nosotros, personalmente, nos ha dado mucha pena verlos pasar tanta calor 🙁 pero hay que decir que fuera de lo que son las jaulas de los animales, el sitio es chulo.

Paraa comer hemos decidido comer en los famosos puestecillos del parque en el que venden todo tipo de pinchitos y bolas de pulpo. Nosotros hemos optado por una «pizza japonesa» (demasiada masa), un pinchito de cangrejo (riquísimo) y una mazorca de maíz (me encantan). El pincho ha costado unos 600 yenes y las otras dos cosas 500 yenes cada una. Se nota que son puestos para turistas, pero oye, es lo que somos!

Tras pasar la mañana en Ueno, hemos ido a descansar al hotel. Ha sido el día que más «break» hemos hecho… Hasta me siento culpable jajajaja. A las seis de la tarde hemos decidido poner rumbo a la isla artificial de Odaiba. Es un lugar que sale mucho en los mangas… Muy típico lo de las citas entre personajes allí y subir a su noria! Para llegar hasta ella hay que usar un tren sin conductor que mola mucho! Si tenéis oportunidad intentad sentaros en el primer vagón y de frente: impacta. Ya en Odaiba, hemos ido hasta la noria (una de las más grandes del mundo). A mí me dan pánico, pero al final he decidido montarme porque quería «vivir» esa sensación de estar allí arriba como tantos personajes manga. La verdad es que da la sensación de que apenas se mueve, por lo que aunque he pasado miedo… No ha sido tan dramático como esperaba (la versión de Víctor es totalmente contraria, seguro que os cuenta que casi lloro jajajajaja). La entrada para dos personas han sido algo más de 1800 yenes..  pero las vistas merecen la pena. Además, tienen unas cabinas que son todo cristal, incluso el suelo!! (Evidentemente, en esas no he podido subirme jaja ya era pedir demasiado)

En Odaiba también son objetos turísticos el edificio y mirador de Fuji TV (estaba cerrado cuando hemos ido) y la figura gigante de Gumdam… Que no estaba. Sí, como leéis! Solo estaban sus piernas!! Nos hemos quedado rotos jajaja según he leído lo han desmontado para construir otro nuevo más grande!

Pero lo realmente chulo de esta isla lo hemos descubierto al anochecer. El edificio de Fuji TV se iluminaba de diferentes colores que iban al ritmo de la música. Además, el puente Rainbow, que hay que cruzarlo en el trenecito para llegar a la isla, también se ilumina y es precioso. Y para más… Hay hasta estatua de la Libertad jajajaja

En uno de los tantos centros comerciales de Odaiba hemos descubierto una tienda temporal de series de la revista Jump! Eso sí, mucho One Piece y Dragon Ball… Y poco más.

Para cenar hemos optado por una hamburguesería que recomendaban en varios blogs de los que estudié antes de venir. El restaurante se llama Kua Aina y tiene menús entre 1000 y 1800 yenes aproximadamente, que incluye patatas, aros de cebolla y bebida. Las burguers estaban buenas, pero sin duda por lo que merece la pena es por cenar mirando al puente Rainbow iluminado, los altos edificios y la estatua de la libertad.

Tras acabar el día en Odaiba, hemos vuelto a coger el tren sin conductor y disfrutar de la experiencia y las vistas. Ahora ya estamos en el hotel, y toca preparar el día de mañana que será uno de los más duros de Tokio, pero a la vez, creo que de los más bonitos 🙂 Os cuento mañana qué tal por Harakuju, Shinkuju, Nakano Broadway, parque Yoyogi…

Gracias por seguir nuestras aventuras.


Anoche estábamos tan cansados que me fue imposible relatar nuestra jornada. Pero ya veis, son las 6 de la mañana y desde las 4 estoy despierta. El jet lag y mi reloj interno no se han adaptado aún muy bien. Así que vamos allá!!

El viernes fue un día raro. Un día de aquí para allá, pero no muy definido. Seamos sinceros, terminamos de ver cosas antes de lo esperado y fuimos rellenando el día. Aún así, el cansancio pesa y llevo ya tiritas en algunos dedos del pie de tango andar!

La jornada la comenzamos en el Museo Ghibli de Mitaka. Las entradas las compramos hace varios meses de antelación por internet porque se agotan apenas salen. El lugar tiene su encanto y se centra sobre todo en descubrir a los niños el proceso tradicional de animación seguido por este maestro. Me hubiera gustado ser niña para disfrutar de algunas cositas que son sólo para los más peques. Aún así, merece la pena 🙂 por cierto, al entrar te dan unos fotogramas aleatorios de alguna de las pelis de este estudio!!

A la vuelta, atravesamos el parque Inokashira. Un rincón verde dentro de Tokio que se agradece en una urbe como ésta.

Ya en el metro decidimos cambiar un poco el itinerario viendo que podíamos aprovechar más el día. Asi que optamos por ir a Shibuya… Para mí este barrio es «especial» porque es donde se desarrolla principalmente el manga de mi infancia Gals! Me hizo mucha gracia ver a Hachiko, aunque fuese entre obras… Y le restase algo de encanto.

Antes de que se nos abriese un agujero en el estómago, andamos un kilómetro para encontrar un restaurante de gyozas recomendado por TripAdvisor: Harajuku Gyozaro. Por fuera parece un antro, pero el sitio es barato (platos a menos de dos euros), está bueno y tiene su encanto que te cocinen delante.

Y a la salida, nos topamos con un puesto de bolas de pulpo al que no pudimos decir que no. Riquísimo!!

Después de saciar a nuestros dragones internos ya sí que sí recorrimos Shibuya. El adorado Q109, centro comercial de moda femenina en el que las protas de Gals se pasaban todo el día:

Y cruzar, como no… El enorme paso de peatones y sentirte estar en Lost in translation por un momento.

Y verlo desde el Starbucks y sentirte un voyeur al que han clavado por una bebida.

La colina de los love hotels y la cuesta de España (en la que había más banderas italianas y francesas que españolas) para mi gusto no merecen la pena, aunque por dar una vuelta y cansar aún más los pies jajajaja.

En general, Shibuya, su centro, me pareció más pequeño de lo que no cabeza de adolescente lectora de Gals! Se imaginaba. Seguramente por la nostalgia me gustó más que a Víctor. Al fin y al cabo es una zona comercial, con muchaaaaa gente y edificios y poco más.

Tras nuestro paseo por Shibuya, nos dimos cuenta que aún eran las 16h y que podíamos aún aprovechar más el día. Nos decidimos a ir al barrio de Ginza. Para que nos entendamos, la quinta avenida de Tokio. Allí lo típico es madrugar e ir a ver la subasta del atún en el mercado, pero es algo que tras ver fotos por internet descarté que haría y a Víctor también le pareció bien. Así que optamos por pasear por las grandes avenidas, con sus rascacielos y visitar algún showroom como el de Nissan o el de Sony.

Tras dar una vuelta, decidimos descansar una hora y media en el hotel porque las piernas ya empezaban a fallarme. De camino al hotel, buscando dentro de la rutina en Google Maps el trayecto más rápido… Fue cuando realmente me percaté de lo útil que es el Wifi Pocket para hacerte fácil la vida en Tokio. Realmente si venís por aquí os lo recomiendo para el tema transporte (eso, y la tarjeta Suica que os mencioné anteriormente que es una tarjeta monedero que te hace olvidar el lío de máquinas y diferentes pagos por trayectos en las miles de líneas y empresas de transporte diferente de la capital nipona).

Para acabar el día, optamos por ir a ver la zona del Tokio Dome y el estadio Karakoen. Ese estadio es donde en el manga de Hajime no Ippo tienen lugar las peleas de boxeo. Evidentemente, era un lugar obligado a ir (más por Víctor, pero también por mí). Desde que salí del metro estaba atenta a ver si veía a los protagonistas como a Ippo, Miyata, Takamura… ( Hasta que te acuerdas que son dibujitos animados jajajaja). Además, al lado había un parque de atracciones con una super montaña rusa. Sí, soy la tonta de las montañas rusas y tuve que hacer un gran esfuerzo por no ir corriendo a montarme jajajaja.

Y de allí nos fuimos a cenar a un lugar que ya tenía fichado desde hace meses… El Gonpachi de Roppongi. Se trata del restaurante que inspiró a Tarantino para la mítica escena de Kill Bill. Sin duda, nuestra cena más cara de Tokio: 65 euros. Pero hay que aclarar que pedimos botella de vino (20 euros y malísima jajajaja), muchos platos super buenos y de una calidad tremenda, sake, postre… Para una vez, está bien. Lo curioso es que el sitio con su encanto tradicional… le acompaña música de fiesta jajajaja. Nosotros fuimos viernes por la noche sin reserva y porque fuimos pronto, sino no creo que nos hubiesen atendido. Lo malo de ir sin reserva es que cenamos en una barra de espalda a todo el bar 🙁 Así que si vais, que os lo recomiendo, reservad por internet e intentar no ir en fin de semana (se peta).

Entre el vino y el sale salimos algo más «contentos» de lo normal jajajaja.

Esta fue nuestra jornada de ayer. Hoy nos espera Ueno y Odaiba si cumplimos nuestros planes jajaja ya os contaré. Gracias por seguir nuestras aventuras 🙂


Intentaré llevar el blog al día, así que antes de que se me olviden detalles… Voy con la jornada que está a punto de acabar (estamos ya en el hotel, descansando).

Hoy nos hemos levantado antes de lo previsto porque, hablando claro, he dado mucho por c*** está noche con el jet lag. Así que antes de que sonase el despertador ya estábamos en pié para irnos de excursión a Kamakura. Cómo no tenemos desayuno incluido en el hotel, hemos ido al 7eleven (tienda surtida barata y que tiene de todo). Allí yo me he cogido una bebida extraña (pero ojo, estaba riquísima) y hemos comprado un onigiri (bola de arroz que desayunan los nipones) y un sándwich de chocolate (la cafeína de Víctor va patrocinada por cuenta de nuestro hotel, como os comenté en la entrada anterior).

Para poner rumbo a Kamakura nos hemos guiado por Google Maps, que la verdad tener el wifi pocket y consultar todos los trayectos mediante la aplicación es un alivio. Kamakura es una pequeña ciudad que está a casi una hora de Tokio… Y que es conocida por sus diversos templos. En lugar de bajarnos en la estación de Kamakura, tal y como nos recomendaron Japan Travellers (agencia que se ha encargado de nuestros hoteles y el vuelo), lo hemos hecho en Kite-kamakura. De esta forma, comenzamos a descender la ruta de los templos desd arriba hacia abajo (algo que hemos agradecido con el calor y la humedad que hacía). Aquí hay muchos templos, pero nosotros hemos optado por visitar 4.

1. Engakuji Temple. Este es el que más le ha gustado a Víctor porque es el más mimetizado con el entorno… También es verdad que Ha sido nuestro primer templo del viaje (y lo que nos quedan).

2. Kenchoji Temple. El que menos nos ha gustado… Y encima el más caro de entrar!

 

3. Santuario Tsurugaoka Hachimangu. A mí me ha encantado (encima gratuito). Es una especie de parque, con templos integrados… Y deriva a la calle principal de la ciudad.

Tras estos primeros templos-santarios, en los que hemos aprendido a purificarnos con unos cazos, a espantar la mala suerte atando las malas predicciones y a pedir deseos en tablillas… Hemos echado mano de TripAdvisor para comer y ha sido un acierto. Por un total de 20 euros al cambio, hemos comido dos exquisitas bandejas japonesas y una coca cola (que es lo más caro a proporción…) El restaurante se llama Kamakura Misui. Hemos tenido que esperar unos 5 minutos para entrar porque estaba lleno (todos japoneses).

4. Después de comer hemos andado unos 2 kilómetros hasta Hasedera Temple. Es un lugar precioso, en el que hay muchas estatuas Jizo colocadas por mujeres que han perdido a sus hijos. Además, hay vistas a las playas de la ciudad.

5. Y por último hemos visitado el Gran Buda (daibutsu). Es la imagen típica de Kamakura. Tiene más de 13 metros de altura. Se puede visitar su interior pagando, pero ya leímos que no merecía mucho la pena.

En general, Yokohama merece la pena incluso para visitarla sin tener activo el Jr pass (como en nuestro caso). Más o menos sale por unos 1000 yenes por persona el trayecto y los templos varían entre 300 y 500 yenes.

Nuestra intención después era ir a Yokohama, la segunda ciudad más grande de Japón… Pero realmente tras mucho leer hemos decidido obviarlo porque creemos que no nos merecía la pena (lo que más me llamaba la atención era una montaña rusa de su parque de atracciones jajaja). Así que en su lugar, hemos decidido ir a una Exposición sobre el aniversario de la revista Shonen jump que se celebra en la torre Mori en el barrio Roppongi. La exposición ha sido cara (2000 yenes) y más cuando la única serie que te interesa de esa revista es Saint Seiya jajaja pero el poder comprar productos exclusivos limitados… (una baraja de cartas y unas cajas de bombones de los caballeros del zodiaco jajajajaja). De paso hemos aprovechado para dar una vuelta por la zona Roppongi, que estaba invadida por Doraemon y la mítica figura de la araña.

Por último, antes de finiquitar nuestra jornada… Hemos vuelto a nuestro barrio a seguir descubriendo tiendas frikis, edificios llenos de arcade y demás… Para cenar, hemos vuelto a hacer caso a TripAdvisor y nos hemos decantado por un restaurante de curry. Por 14 euros en total hemos cenado estupendamente (pero en serio, estamos hartos de arroz jajajaja). El sitio se llama «Go go curry Akihabara» y su logo es la cabeza de un gorila enorme!!

En serio, no sé qué pasa con algunas fotos que se dan la vuelta jajaja. En fin, tras llenar el buche nos hemos ido al hotel a descansar y a hacer algo de colada. También hemos aprovechado para organizar el itinerario de mañana!! Víctor ya está durmiendo (qué envidia, le ha ganado al jet lag). A ver cómo pasó yo la noche…

Un beso!! Mañana más!! (Gracias por leernos!!)


El martes 18 de julio comenzó nuestra aventura rumbo a Japón. Para nosotros se trata del viaje de nuestros sueños, así que ya os imagináis los nervios desde primera hora. El ave camino a Madrid yo me lo pasé durmiendo (error!!) porque tenía mucho cansancio acumulado de los días pre,boda, y post… Mientras que Víctor fue un chico listo y no lo hizo. Desde la estación de Atocha cogimos el Cercanías hacia la T4 y una vez allí, efectuamos la facturación de nuestras dos maletas. Ojo, aunque el vuelo de Iberia Madrid-Tokio sale de la T4s, las maletas se facturan en la T4. El tren que conecta con la T4s es muy rápido, por lo que llegamos en nada y tocó hacer tiempo en el Burger King hasta la hora de embarque (por cierto, este BK no admite ningún tipo de promoción y cuesta más de lo habitual).

El embarque fue muy ordenado, nos dividieron por grupos según el número de asiento. Los nuestros estaban en la fila 30. La verdad, tengo que admitir que me esperaba algo más de los asientos! Eran algo más espaciosos que los de Ryanair, pero para 14 horas… Nada del otro mundo. Eso sí, la pantalla interactiva nos permitió ver varias películas y series! Incluso algunas que aun están en los cines.

Durante las 14 horas, lo peor es que nunca se hizo de noche, y aunque todo el avión bajó las persianas de las ventanillas, sabías que era de día. En cuanto a las comidas, a las 2 horas del vuelo nos dieron de comer… A elegir entre dos menús (e incluía vino jojo)

Después, a las 3 horas, nos dieron un sándwich (yo estaba fuera de hambre y pedí repetir, y la azafata muy amable me trajo otro) y una hora antes de aterrizar… El desayuno! Sí, desayuno, ya estaban aplicando el cambio horario. Lo bueno, es que fue bastante completo. Ah! Se me.olvidaba, Iberia también nos dio una almohada y una manta (poco útiles cuando ya llevas tantas horas que no sabes cómo ponerte para intentar dormir).

A las 14 horas por fin llegamos al aeropuerto de Narita. Víctor había conseguido dormir algo durante el vuelo, así que el jet lag no le afectó tanto como a mí. Una vez pasados los trámites de visado (te hacen una foto y te cogen las huellas dactilares), recogimos las maletas y nos dirigimos a la tercera planta del aeropuerto, a la oficina postal a dónde había llegado nuestro wifi pocket que nos acompaña durante todo el viaje. Se trata de un pequeño dispositivo que nos permite tener conexión a Internet a todas horas 🙂

Después compramos las tarjetas de recarga Suica para usarlas durante nuestro viaje con todos los buses, trenes y metros sin tener que preocuparnos de entender lo que cuesta cada trayecto. Nos costó un poquito entendernos con las máquinas, pero lo conseguimos!! Para llegar a Tokyo cogimos el skyline (tren rapidísimo) y luego otro tren para llegar al que está siendo nuestro barrio durante la primera semana de nuestro viaje… Akihabara!!! El barrio friki por excelencia. Nuestro hotel está 5 minutos de esta zona, por lo que todos los huecos aprovechamos para frikear jajaja. La habitación es super pequeña, pero la cama es muy cómoda y las instalaciones están bien (además, hay café gratis para Víctor en la recepción jaja). Una vez dejadas las maletas, dimos nuestra primera vuelta y comimos en una taberna. Nos hemos dado cuenta que aquí comer no es nada caro!! Por unos 15 euros comimos esto los dos:

Eso sí, de arroz intuimos que nos vamos a hartar jajaja. Después de comer decidimos ir a Ikebukuro, barrio que yo recordaba del manga gals!! Allí visitamos el Pokémon Center, Jworld y las tiendas frikis de los alrededores. Como el Jet lag se apoderaba de nosotros decidimos cenar y acostarnos pronto para ir adapto nuestro cuerpo… Cenamos en Akihabara en una taberna por la que iban saliendo sushi por una cinta transportadora. Lo bueno es que en todos los restaurantes el agua es gratis y eso es un plus. Al llegar al hotel, tocó organizar el segundo día y a mimir… No tardamos en dormir pero horror!! A las 12 me desperté diciendo: nos hemos quedado dormidos!! Pero no, error, eran apenas las 12 de la noche jajaja. Y a las 4 de la mañana ya no había quien me durmiese 🙁 en fin, espero que poco a poco el cuerpo se vaya relajando y acostumbrando al cambio horario. Luego en otra entrada os cuento nuestro segundo día por Kamakura, Roppongi y Akihabara… Eso sí, perdonad la escritura… Escribir desde el móvil no es nada cómodo! Sayonara!!