TERAPIA CON CÉLULAS MADRE

¿Cómo han surgido [3] centenares de clínicas, incluso cadenas de clínicas, que ofertan tratamiento con células madre para casi cualquier enfermedad, desde traumatismos, artritis, osteoartritis, distrofias musculares, esclerosis lateral amiotrófica; e incluso ictus, parálisis cerebral, cáncer o autismo?

Viajemos en el tiempo diez años atrás:

El concepto de célula madre no es sencillo. Las células madre no se distinguen por su aspecto sino por su comportamiento. Las más versátiles son las células madre de origen embrionario, aisladas inicialmente de ratones hace algo más de tres décadas. Éstas procedían de embriones en los estadios iniciales de su desarrollo (blastocito o, a lo sumo, gástrula). Son células con la potencialidad de convertirse en prácticamente cualquier estirpe celular. De ahí que también nos refiramos a ellas como «células troncales». Generalmente proceden de embriones sobrantes de las técnicas de fecundación in vitro. Aun cuando se conservan bajo refrigeración, se pueden descongelar y cultivar in vitro. Sin embargo, una vez en cultivo su diferenciación ulterior no es uniforme ni predecible.

Las células madre de origen embrionario se diferencian en una mezcolanza de tipos celulares. Esta divergencia se puede encauzar modificando las características del medio de cultivo, por ejemplo añadiendo factores exógenos. La importancia de evitar una diferenciación incontrolada se justifica por el riesgo de que se produzca un teratoma, o porque la deriva celular sea no dé lugar a la estirpe celular deseada. Ambas situaciones se han presentado durante la investigación con células madre. Además existe el riesgo de que panel antigénico de las células troncales desencadene una respuesta inmunitaria del paciente potencial. Este último problema se podría solventar mediante la extracción de las células del propio paciente y su clonación posterior.

La clonación es una manera de retrotraer las células adultas a su estadio embrionario. El organismo humano adulto consta de aproximadamente 200 tipos celulares distintos, todas ellas formadas a partir de células madre (células troncales) en un proceso irreversible.

La biotecnología permite extraer el núcleo de un óvulo fecundado y reemplazarlo por el núcleo de una célula somática. El óvulo así modificado comienza a dividirse tal como lo haría si fuese a formar un embrión normal. Se ha reprogramado el óvulo con el material genético de una célula somática; o, dicho de otra forma, se ha reprogramado la célula somática retrotrayéndola a un estadio embrionario, con potencialidad de dividirse de modo clónico.

Llegados a este punto surgieron cuestiones éticas, todas ellas en el ámbito de la teorización especulativa. Los experimentos que pretendieron producir animales mediante clonación de células somáticas fracasaron por la elevada tasa de deformidades y la elevada mortalidad. Si bien la clonación con fines reproductivos es científicamente muy improbable y éticamente reprobable en humanos, la clonación con fines terapéuticos regeneradores es, al menos conceptualmente, muy interesante.

La partenogénesis, que se presenta en la Naturaleza en animales relativamente simples, posibilita producir células madre embrionarias sin necesidad de transferencia nuclear. Conceptualmente consiste en engañar químicamente un óvulo sin fecundar para que comience a dividirse tal que hubiese sido fecundado. Los seudoembriones obtenidos (partenotas) se cultivan más fácilmente que los embriones obtenidos mediante transferencia nuclear (ver párrafo previo). Además, los partenotas (seudoembriones) contienen los genes de un solo progenitor, si bien duplicados. Se reducen así a la mitad las posibles combinaciones de antígenos y, por consiguiente, la probabilidad de rechazo.

Las células troncales paradigmáticas del organismo adulto son las células hematopoyéticas. Se diferencian (ver esquema que acompaña al texto) en más de media docena de células especializadas y algunos elementos formes, tal como los eritrocitos; y éstos lo hacen a un ritmo impresionante: 350 millones cada minuto. Otros órganos también se reparan con considerable rapidez. Así sucede con la piel; y el hígado, capaz de regenerar el 50% de su peso (1,5Kg) en aproximadamente 1 semana. Por razones que desconocemos, otros órganos como cerebro y corazón no pueden auto-repararse a pesar de contar con células madre, como queda de manifiesto en estudios histológicos.

Existe una cuestión trascendente: la trans-diferenciación, esto es, si una célula madre procedente de un tejido puede diferenciarse en un tejido distinto. Esta pregunta se planteó durante los estudios sobre trasplantes de médula ósea. Se hallaron células del donante en una amplia variedad de tejidos del receptor. Se consideró posible que, bajo determinadas circunstancias, las células troncales de la médula ósea podrían regenerar cualquier parte del organismo. Esta estrategia no ha dado los resultados esperados.

Se han obtenido algunos éxitos que mantienen la esperanza de mayores logros en el futuro. El proyecto alemán TOPCARE-AMI [7] fue un estudio llevado a cabo en pacientes que habían sufrido un infarto de miocardio. Se inyectaron células del propio corazón del paciente en la arteria donde se había localizado la obliteración que condujo al infarto. Al cabo de cuatro meses la extensión del tejido necrosado se había reducido un 36%, y los parámetros de función cardíaca mejoraron un 10%.

El principal problema para realizar este tipo de estudios es la dificultad de aislar células troncales en los tejidos, dada su escasez y la falta de marcadores específicos. Esta circunstancia redirige la investigación hacia la búsqueda de sustancias que hagan migrar las células troncales al tejido lesionado. Una de estas sustancias es la IGF1 (Insulin Growth Factor tipo 1). Antonio Musarò, de la Universidad La Sapienza (Roma) ha demostrado que IGF1 atrae células madre al lugar de la lesión. Y no solo eso: también promueve la reversión de las células dañadas a su estadio de potencialidad primigenia. Este proceso de des-diferenciación constituiría la meta de la medicina regenerativa.

Resulta difícil de explicar, pues, el auge de clínicas que ofrecen tratamientos “terapéuticos” no desarrollados bajo criterio de evidencia científica.

En la web de una clínica ortopédica se oferta el tratamiento con células madre para restaurar tejido degenerado a la vez que se consigue alivio del dolor. En otra se promociona para pacientes con enfermedades neurodegenerativas usando la siguiente argumentación: “la naturaleza regenerativa de células madre de tejido adiposo pueden ayudar a mejorar la degeneración y aliviar los síntomas asociados con la enfermedad”. Muchos científicos vinculados con la investigación con células madre han expresado su disgusto con la rápida proliferación de este tipo de clínicas que ofrecen terapias pretenciosamente vanguardistas sin que exista un respaldo científico.

La Food and Drug Administration (FDA) norteamericana permite a estas clínicas inyectar a pacientes sus propias células madre, o extractos tisulares de las mismas, tras una mínima manipulación in vitro. Se presupone que una vez re-injertadas funcionarán como células normales del tejido en cuestión [4].

Estas clínicas se sitúan en los márgenes de la legalidad, ofreciendo células de líquido amniótico (no sometidas a regulación alguna por la FDA); en otras ocasiones se publicitan células madre obtenidas de la sangre o grasa de una persona para tratar una enfermedad neurológica, tal como la enfermedad de Parkinson o la esclerosis múltiple. Es muy poco probable que estas células se conduzcan como células normales del tejido cerebral.

Por otra parte no existe registro alguno de estas clínicas por lo que no se sabe cuántos pacientes han sido tratados, ni las consecuencias de estas terapias no avaladas científicamente.

Las clínicas declaran que se ajustan a las regulaciones establecidas por la FDA. Además suelen incluir en su promoción online vídeos con pacientes que declaran espectaculares mejorías de sus graves cuadros clínicos mediante la terapia con células madre.

En el otro lado se hallan las sociedades corporativas médicas. Así, Insoo Hyun, profesor de Ética en Case Western Reserve University, y antiguo responsable de Ética en la International Society for Stem Cell Research, declaró que “estas clínicas cuentan con un equipo médico, y el código deontológico les obliga a usar solo aquellos tratamientos basados en la evidencia”. Las sociedades médicas pueden asesorar pero carecen de poder ejecutivo. Esta es la opinión de George Q. Daley, investigador de células madre de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, y actual responsable de la International Society for Stem Cell Research. La disputa entre las sociedades científicas y las clínicas es como el juego del “gato y el ratón”.

Mientras los estudios científicos buscan evidencias tras laboriosos y tediosos estudios clínicos, las clínicas intentan atraer a los pacientes mediante una atractiva publicidad en la que nunca faltan vídeos con emocionales historias personales.

Un aspecto que mantiene el negocio de las clínicas de terapia con células madre es que muchos pacientes llegan a gastar importantes sumas de dinero en terapias que no cuestionan. Si los resultados no son los esperados, prefieren mantener el anonimato, a veces por vergüenza, otras por cláusulas de confidencialidad que firmaron antes de acceder a los tratamientos. Los litigios en que podrían verse involucrados son muy costosos; y no pocas veces han gastado ya demasiado dinero para iniciar procesos judiciales de dudoso resultado.

Recomendamos así mismo la lectura del texto Handbook of Stem Cells [5].

El Dr. Knoepfler tiene un blog que recibe consultas de muchos pacientes de estas clínicas. Por las razones expuestas en el párrafo previo, son renuentes a dar sus nombres y contar sus casos de manera personalizada. Sencillamente buscan en el blog un cauce de desahogo.

Muchas personas que acuden a estas clínicas sobrevaloran los supuestos éxitos, mientras desdeñan cualesquiera historias de fracasos o las advertencias precautorias del mundo académico.

Aunque víctimas de la desregulación, las historias, algunas trágicas, de muchos pacientes pueden conducir a que la FDA termine por tomar cartas en este grave asunto. Este es otro ejemplo de que la desregulación y el liberalismo económico no mejoran los estándares de vida de la mayoría de la población. Muy al contrario.

Bibliografía:

  • Musarò, A., et al. Stem cell-mediated muscle regeneration is enhanced by local isoform of insulin-like growth factor 1. Proc Natl Aca Sci 2004; 101(5): 1206-10.
  • Rosenthal, N. Prometheu’s Vulture and the Stem-Cell Promise. N Engl J Med 2003; 349: 267-74.
  • Regenberg AC, et al. Stem cell “Wild West” takes root amid lack of US regulation. Stem Cells 2009; 27: 2312-19.
  • Turner LG. Federal Regulatory Oversight of US Clinics Marketing Adipose-Derived Autologous Stem Cell Interventions: Insights from 3 New FDA Draft Guidance Documents. Mayo Clinic Proceedings 2015: 50(5): 567-571.
  • Lanza R., et al. Handbook of Stem Cells, vol 1 y 2. Elsevier/Academic Press 2004.
  • Lanza R., et al. Regeneration of the Infarcted Heart with Stem Cells Derived by Nuclear Transplantation. Circulation Research 2004; 94: 820-927.
  • Leitsner DM., et al. Transplantation of progenitor cells and regeneration enhacement in acute myocardial infarction (TOPECAR-AMI): final 5-year results suggest long-term safety and efficacy. Clin Res Cardiol 2011; 100(10): 925-34.

Zaragoza, agosto 2016

FARMACIA LAS FUENTES

ZARAGOZA

 

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