Durante el año pasado, 2019, las muertes por sarampión alcanzaron su cifra más elevada (207.500) desde hace 23 años, y triple de las notificadas en 2016 (datos de la Organización Mundial de la Salud y los CDC estadounidenses). Las previsiones son pesimistas para este año 2020, en que la pandemia covid-19 ha interrumpido muchos programas de vacunación, dificultando la detección de nuevos casos. Esta información se aporta en el informe Progress Toward Regional Measles Elimination‒Worlwide 2009-2019.
Es desalentador, sobre todo si se considera que se trata de una enfermedad prevenible mediante la vacunación (vacuna formulada con virus atenuados de sarampión, parotiditis y rubéola, comúnmente denominada «triple vírica»).
No se notificaron óbitos debidos a sarampión en Estados Unidos, pero los contagios alcanzaron la cifra de 1.281 (año 2019), el número más elevado desde 1992.
España consideró erradicado el sarampión en el año 2016. Todos los casos notificados desde entonces han sido importados.
Los expertos en Salud Pública achacan este incremento de la prevalencia a escala global a una insuficiente cobertura de vacunación. No se ha de olvidar que el sarampión es mucho más contagioso que el covid-19. Si una persona entra en una habitación donde ha estado un enfermo de sarampión, al cabo de varias horas las probabilidades de contagiarse son del 100%.
En el presente año, 2020, los datos disponibles indican una disminución de la prevalencia, si bien se atribuye a la interrupción de los programas de detección. Con todo, se han notificado casos de sarampión en 26 países que interrumpieron las campañas de vacunación debido a la pandemia. Ello ha dejado a más de 94 millones de personas en riesgo de contraer sarampión.
Los detalles de los brotes internacionales de sarampión fueron informados por la Measles and Rubella Initiative, un consorcio que incluye a la Organización Mundial de la Salud, los CDC (Center for Disease Control and Prevention), la American Red Cross, UNICEF y Naciones Unidas. Se hace hincapié en la trascendencia de continuar con los esfuerzos de vacunación, especialmente durante la crisis pandémica por covid-19 que está acaparando muchos recursos.
Como ejemplo a seguir considérese en caso de Etiopía. El país experimentó un grave retroceso en sus campañas de vacunación. En colaboración con los CDC estadounidenses remodeló sus programas de vacunación a partir de julio de 2020, entregando equipos de protección para los trabajadores y organizando citas programadas, consiguiendo vacunar [contra el sarampión] a más de 14 millones de niños.
De los 184 países que informaron de casos de sarampión, el 73% se produjeron en República Centroafricana, República Democrática del Congo (antiguo Zaire), Georgia, Ucrania, Kazajstán, Madagascar, Macedonia del Norte (para diferenciarlo de la región griega de Macedonia), Samoa, Tonga y Ucrania.
Los rebrotes de sarampión no solo afectan a países con bajos ingresos, sino a otros considerados de ingresos medios (Ucrania, Kazajstán, Georgia, Samoa, Brasil, México, Filipinas).
Dos hechos han contribuido a este aumento de la prevalencia del sarampión: de un lado la inmunidad de grupo ha relajado las vacunaciones de rutina; y, de otra parte, recientes experiencias con la vacuna contra el dengue (en Brasil y Filipinas fundamentalmente) ha generado suspicacias entre la población más vulnerable.
En este sentido hay que constatar la creciente fractura social que lleva al empobrecimiento de grupos sociales que habitan los slumdogs de las grandes metrópolis de los algunos países en rápido y descontrolado desarrollo.
El repunte del sarampión es la historia de la desidia internacional. Desde 2010 a 2016 la incidencia de sarampión se redujo a 18 casos por millón, incrementándose hasta 120 por millón en el año 2019.
Para prevenir un brote de sarampión, el 95% de la población ha de recibir dos dosis de vacuna (dos dosis de la vacuna «triple vírica» que protege contra el sarampión, rubéola y parotiditis). La primera dosis se administra en el primer año de vida, y la segunda dosis cuando el niño tiene entre 4 y 6 años.
Este problema no se considera una prioridad, en parte por la actual pandemia covid-19, pero también porque la mortalidad por sarampión en países prósperos es prácticamente nula.
En cualquier caso es dramático que estén muriendo niños por contraer una enfermedad infecciosa para la que se dispone de una eficaz vacuna desde hace medio siglo.
Zaragoza, a 14 de noviembre de 2020
Dr. José Manuel López Tricas
Farmacéutico especialista Farmacia Hospitalaria
Farmacia Las Fuentes
Florentino Ballesteros, 11-13
50002 Zaragoza