Seguridad de los filtros solares

La radiación ultravioleta (UV) es una de las causas del envejecimiento de nuestra piel y, lo que es mucho peor, de la deriva maligna hacia cánceres cutáneos, de los que el melanoma es el más grave, y uno de los cánceres más frecuentes.

La piel envejece porque se deshidrata. El envejecimiento cutáneo es un proceso fisiológico asociado a la edad, como también lo es la degradación del colágeno y la elastina, dos proteínas fundamentales de la estructura de la dermis y epidermis. La piel tiene una tendencia natural a ceder y arrugarse con la edad. Una exposición prolongada al sol acelera este proceso. Uno de los efectos derivados de la exposición solar sin una protección adecuada es la aparición de nevus (las clásicas pecas) y lentigos («manchas solares»).

Una característica importante es que los efectos de la exposición solar son acumulativos a lo largo de la vida.

Los primeros «factores de protección solar» o filtros solares no estaban muy conseguidos desde un punto de vista cosmético. Eran grasientos y viscosos; no olían muy bien; y su aplicación no resultaba cómoda y agradable. Todos estos inconvenientes han sido superados gracias al excelente trabajo de formulistas y expertos en galénica farmacéutica.

Filtros solares «físicos» y «químicos».-

El concepto de «físicos» y «químicos» puede dar lugar a equívocos. Todos los filtros solares están formulados con compuestos químicos. Sería más apropiado referirse a ellos como filtros «inorgánicos» y filtros «orgánicos», pero en el lenguaje común también podría inducir a error. En este caso la semántica no ayuda.

Los filtros solares «físicos» están formulados sobre una base de óxido de zinc o dióxido de titanio. Cuando se depositan sobre la piel, actúan difractando la radiación ultravioleta. Sin lugar a dudas son los más inocuos, dado que no se absorben. Por esta misma razón (no absorción) dejan una capa blanquecina sobre la piel y tienen peor aceptación desde un punto de vista cosmético. Además, con los filtros «físicos» no es preciso esperar unos 15 minutos aproximadamente para que ejerzan su acción fotoprotectora. Protegen contra la toda la radiación ultravioleta que alcanza la superficie terrestre, tipos A y B, o, si se prefiere: UVA y UVB. Los filtros solares «físicos» son más adecuados para pieles sensibles (por ejemplo, en niños). Como inconveniente, la duración de su efecto protector es menor que la de los filtros «químicos», sobre todo tras entrar en contacto con agua o el sudor. Para información sobre un determinado filtro, consultar en su farmacia.

Los filtros solares «químicos» se formulan con diversas sustancias, entre otras las siguientes: oxibenzona, octinoxato, octisalato y avobenzona. Todos funcionan mediante la degradación química de estos compuestos por efecto de la radiación solar. Su consistencia es más ligera y, consiguientemente, más fáciles de aplicar, con mejor aceptación desde un punto de vista cosmético ya que, al absorberse, no dejan una capa de impregnación blanquecina sobre la piel. A diferencia de los filtros solares «físicos», son más resistentes al sudor y al agua. No obstante, pueden ser irritantes al taponar los poros de la piel; y los ingredientes se absorben llegando a la circulación sistémica. Por otra parte, dan lugar a un ligero calentamiento de la piel, debido a que la reacción química de degradación por efecto de la radiación genera calor (como cualquier reacción química).

Octinoxato es un eficaz ingrediente de las pantallas o filtros solares. Forma parte también de diversas preparaciones para el cuidado de la piel, bien por su efecto protector contra la radiación ultravioleta (filtros solares) o como estabilizante en diversas formulaciones (champús, bálsamos labiales, cremas corporales etc.). No obstante cuando se aplica en grandes cantidades o con frecuencia desmesurada, octinoxato se absorbe, acumulándose en tejidos. A fin de evitar, o limitar, su absorción sistémica, las preparaciones (solares o de otro tipo) no deben tener una concentración > 7,5%.

Algunos estudios han mostrado que el octinoxato absorbido puede tener acción estrogénica, con la consiguiente interferencia hormonal. Téngase en cuenta la vinculación de elevadas concentraciones de estrógenos y el riesgo de cáncer de mama.

Además, octinoxato disminuye la concentración en sangre de hormonas tiroideas. No se ha estudiado la importancia clínica de este efecto.

Así mismo, octinoxato puede perjudicar la función reproductora del varón (disminución del recuento de espermatozoides, y del tamaño de los órganos reproductores masculinos). No se ha estudiado este efecto adverso derivado de la absorción y la acumulación.

Concepto de «Factor de protección solar».-

El «factor de protección solar» (SPF, acrónimo en inglés de Sun Protection Factor) es un valor numérico que determina (no mide) cómo un filtro solar protege nuestra piel de los efectos dañinos de la radiación ultravioleta.

La radiación ultravioleta (la que está más allá del color violeta en el espectro) se subdivide en dos tipos A y B (UVA y UVB).

Los UVA son menos energéticos, al hallarse más próximos al color violeta del espectro visible. Son, en gran medida, responsables de la degradación del colágeno y del envejecimiento de la piel, manifestado mediante las arrugas y la consiguiente pérdida de textura.

Los UVB son más dañinos (más energéticos) y a ellos se deben las quemaduras solares.

Es difícil saber qué cantidad de SPF se requiere en cada situación concreta, pues depende de múltiples factores, tales como la época del año, la latitud, la hora del día, la altitud sobre el nivel del mar, el «índice de radiación ultravioleta» y, por supuesto, las características de la piel Prácticamente todos los filtros solares de venta en farmacias bloquean más del 90% de la radiación ultravioleta que incide sobre la piel.

La relación entre el número de un determinado SPF y la protección no es lineal, sino logarítmica. Ello significa que, un SPF-15 bloquea el 93% de la radiación ultravioleta incidente; un SPF-30 bloquea el 97% de la radiación UV; y un SPF-50 bloquea el 98%.Así pues, para pieles normales no se considera necesario usar un SPF>30. La protección total no existe (salvo permanecer a la sombra), si bien un SPF-50 (protege el 98% de la radiación ultravioleta incidente) se puede considerar protección total. Carecen de sentido los SPF promocionados como superiores a 50, dado que con ello lo único que se incrementa es el precio.

El tipo de piel es un aspecto fundamental para seleccionar el tipo de filtro solar más adecuado. Una persona con piel sensible o grasa debería usar un filtro solar «físico». Una piel normal o seca se beneficiará del efecto emoliente y humectante de un filtro solar «químico».

El cáncer de piel, y su versión más maligna, el melanoma, es el más común de todos los cánceres en los países occidentales. Existe una tendencia genética a su aparición, pero la exposición a la radiación solar, sobre todo a los rayos ultravioleta es el más importante factor de riesgo. Un estudio reciente previene de la posibilidad de que algunos ingredientes de su composición lleguen al torrente sanguíneo.

La Food and Drug Administration (FDA) estadounidense está elaborando un informe para finales del presente año (2019), pero el verano prácticamente ha llegado.

¿Cómo proceder?

La única verdad incontestable es que el riesgo para la salud proviene de la excesiva exposición solar. Una piel oscura no es un factor natural de protección, o lo es, en un grado muy limitado.

Tal vez, la única recomendación es derivar hacia protectores solares «físicos» (con óxido de zinc u dióxido de titanio).

La regulación de los productos de protección solar data de la década de 1970, y los productos con este fin no fueron catalogados como medicamentos, a pesar de que algunos ingredientes se absorben en mayor extensión que muchas cremas, pomadas y ungüentos medicamentosos. Por esta razón, los diferentes productos comercializados no se sometieron a los rigurosos controles exigidos a los medicamentos tópicos. De todas formas la FDA (Food and Drug Administration) estadounidense no autoriza la comercialización de nuevos productos.

La regulación en la Unión Europea es mucho más laxa. Los protectores solares tienen la consideración de cosméticos, lo que ha dado lugar a una gran proliferación de marcas comerciales.

La Food and Drug Administration se ha planteado si los ingredientes de los productos de protección solar se absorben, y su posible toxicidad.

Recientemente se ha publicado en la revista JAMA (acrónimo de Journal of the American Medical Association) un estudio en el que se aplicó a 24 personas sanas uno de cuatro tipos de protector solar, dos formulados en aerosol, uno en loción y otro en crema. Los participantes debían aplicarlos en el 75% aproximadamente de sus cuerpos, cuatro veces al día durante cuatro días consecutivos. Se tomaron y analizaron muestras de sangre, desde el primer día de aplicación, y durante el resto de la semana.

La FDA considera que hay que evaluar cualquier sustancia que alcance en sangre concentraciones ≥ 0,5ng/ml. Se debe estudiar sus potenciales efectos carcinogénico, teratógeno (dañino para los fetos y embriones), y otros efectos adversos. [Recordemos que 1ng = 10-9 g].

En el estudio se examinaron cuatro ingredientes de los productos de protección solar: avobenzona, oxibenzona, octocrileno y ecamsule. Las concentraciones en sangre de los cuatro componentes superaron el umbral de 0,5ng/ml, ya desde el primer día de aplicación. Las concentraciones fueron aumentando a lo largo de toda la semana, excepto para la formulación en crema.

El incremento desde el primero al cuarto día de aplicación indica que los productos se acumulan en el organismo durante el uso continuado. De esto no cabe inferir que los protectores solares sean dañinos. Casi con total seguridad, las cantidades absorbidas son atóxicas. De lo que no cabe duda es que su aplicación ejerce un efecto protector frente al desarrollo de cáncer de piel. Por ello su empleo es recomendable (los beneficios superan a los riesgos potencialesl).

Avobenzona también se denomina Parsol-1789, se autorizó por la Food and Drug Administration estadounidense en 1997. Es uno de los constituyentes más habituales de los protectores solares. En presencia de luz la Avobenzona sufre clivaje químico, razón por la que se añaden compuestos que actúan como foto-estabilizadores. La Avobenzona es un compuesto esencial de los protectores solares porque ofrece protección frente a la radiación ultravioleta A y B (rayos UVA y UVB), los más cancerígenos (rango de longitudes de onda: 290-400nm), de cuántos alcanzan la superficie terrestre, sobre todo en los meses de mayor insolación (junio, julio y agosto en el hemisferio norte).

La FDA recomendó que Avobenzona se formulase a una concentración no superior al 3%. Sin embargo, si se aplican cantidades excesivas o muy frecuentemente la absorción sistémica de dosis elevadas podría llegar a ser tóxica.

Ortocrileno y Mexorilo estabilizan la Avobenzona permitiendo su formulación y conservación.

El octocrileno es un ingrediente habitual de los protectores solares. Además posee propiedades emolientes (humectantes). Tiene capacidad para neutralizar la radiación UV reflejada y refractada. Octocrileno, a concentraciones del 10% a 12% se suele combinar con avobenzona.

Dada su seguridad, octocrileno forma parte de numerosas formulaciones de productos para el cuidado de la piel y cosméticos, incluidos aquellos utilizados en recién nacidos.

Octocrileno tiene una textura aceitosa, aun cuando es incoloro. Tiene propiedad emoliente, manteniendo la humectación de la piel, si bien esa no es su propiedad esencial, sino una ventaja adicional al efecto protector solar.

Octocrileno tiene un efecto foto-protector débil. La principal ventaja es su estabilidad química que permite combinarlo con otros protectores en formulaciones complejas.

Hay un efecto paradójico del octocrileno, y otros compuestos con que se formulan los protectores solares: estas sustancias limitan la formación de radicales libres en la piel (causa de la deshidratación y envejecimiento), pero, una vez absorbidos, reaccionan con diversas sustancias generándose radicales libres en la superficie e interior de las células.

Ecamsule es un derivado alcanforado del bencilideno, muy valorado por su foto-estabilidad. Fue autorizado en el año 2006 para ser formulado dentro de un estrecho margen de concentraciones. L’Oreal tiene los derechos de patente, de manera que solo sus productos lo contienen. La patente de Ecamsule se consiguió a través de una New Application Process.

El hecho de que la absorción de los productos mencionados no se considere dañina, no ha de ser óbice para que los efectos de la absorción no hayan de tenerse en cuenta.

A la espera del informe final de la Food and Drug Administration estadounidense, previsto para finales del presente año 2019, el Organismo Regulador ha dictaminado que los protectores solares formulados con ácido p-aminobenzóico (elevado riesgo de alergias) y trolamina (riesgo de hemorragias) no se consideran productos seguros.

El ácido p-aminobenzóico (acrónimo PABA) es un factor de crecimiento requerido por microorganismos intestinales para la síntesis del ácido fólico. Las sulfamidas antimicrobianas actúan imposibilitando la utilización del PABA por los microorganismos para la síntesis de ácido fólico.

El PABA no es esencial para los vertebrados, dado que no sintetizamos ácido fólico. Este factor vitamínico lo obtenemos de la alimentación. Una fuente primordial es la levadura de cerveza. Las embarazadas deben recibir un suplemento de ácido fólico para prevenir defectos en el desarrollo del tubo neural en el feto.

PABA ha sido desde tiempo ha, un ingrediente esencial de los filtros solares.

Tanto el ácido p-aminobenzóico (en su forma zwiterion p-aminobenzoato) como la sal salicilato trolamonio entran en la catalogación GRASE (acrónimo de «Generally Regarded As Safe and Effective», «Generalmente considerados como seguros y efectivos»).

Por otra parte, los productos para protección solar conteniendo óxido de zinc y/o dióxido de titanio se consideran seguros y efectivos. Dada su condición de productos inorgánicos, estos filtros «físicos» (a diferencia de los denominados filtros «químicos», que contienen sustancias orgánicas) no se absorben. Los óxidos de zinc y titanio se depositan sobre la piel, reflejando la radiación, evitando los efectos dañinos ultravioleta, responsable de las quemaduras solares y la deriva cancerosa de las células de la piel.

Sin embargo, la aceptación cosmética de los filtros «físicos» es menor, porque impregnan la piel, al no absorberse. No obstante, los óxidos de titanio y zinc son inocuos para los humanos, si bien pueden ser dañinos para los arrecifes de coral.

En cuanto a la formulación, los aerosoles tienen mayor aceptación, por su comodidad, sobre todo cuando se aplica a niños.

Por otra parte, las políticas de protección del medio ambiente han comenzado a prohibir las pantallas solares entre cuyos ingredientes se incluyen oxibenzona, octinoxato y parabenos. Se sabe que estos productos son muy nocivos para los hábitats coralinos.

Nuestra relación con el sol debe guiarse por la prudencia y el equilibrio. Una exposición moderada es necesaria para la síntesis de vitamina D; una exposición excesiva o en altitudes relativamente elevadas (conlleva un indubitado riesgo de quemaduras solares y cánceres cutáneos.

 

Zaragoza, a 18 de junio de 2019

Dr. José Manuel López Tricas

Farmacéutico especialista Farmacia Hospitalaria

Farmacia Las Fuentes

Florentino Ballesteros, 11-13

50002 Zaragoza

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