Omeprazol es un fármaco que ha llegado a formar parte del imaginario colectivo. Se prescribe para el tratamiento de la úlcera gástrica y el reflujo gastroesofágico. Esta última indicación ha dado lugar a un empleo excesivo.
Astra AB (en la actualidad AstraZeneca) comercializó el Omeprazol (Prilosec, Losec) en el año 1989. Fue el primer medicamento de una nueva clase farmacológica: los «inhibidores de la bomba de protones». Hasta su aparición el control farmacológico de la úlcera gástrica se trataba con «antagonistas del subtipo 2 del receptor de la histamina», abreviados como anti-H2 (Cimetidina, Ranitidina y Famotidina).
Al principio la dispensación de Omeprazol requería receta médica, pero su situación se liberalizó y hoy día se dispensa en muchos países como medicamento OTC (Over The County) o Especialidad Farmacéutica Publicitaria.
La patente del Omeprazol expiró en el año 2001, permitiendo la comercialización de numerosas versiones genéricas. Así mismo, se comercializaron otros «inhibidores de la bomba de protones» (Pantoprazol, Lansoprazol, Rabeprazol); e incluso el estereoisómero activo del propio Omeprazol, denominado Esomeprazol, una estrategia que permitió a AstraZeneca prolongar los derechos de patente de su rentable molécula.
Hoy día estos fármacos se prescriben de manera profiláctica para prevenir las hemorragias digestivas cuando se instauran tratamientos con medicamentos que se sabe no dan lugar ese efecto adverso. Cláramente una exageración, sin otra justificación que las estrictamente comerciales.
Zaragoza, a 2 de marzo de 2019
Dr. José Manuel López Tricas
Farmacéutico especialista Farmacia Hospitalaria
Farmacia Las Fuentes
Zaragoza