Sala de pediatría del Sri-Krishna Medical College Hospital, en la ciudad Muzaffarpur (India).
Casi cada año, en los alrededores de la ciudad india de Muzaffarpur, una misteriosa enfermedad mata en pocas horas a niños sanos, de un modo aparentemente aleatorio. Esta misteriosa dolencia no se observa en ningún otro lugar.
En todos los casos afecta a niños pobres de menos de 10 años que se acuestan sanos y se despiertan con fiebre elevada e hinchazón cerebral que da lugar a convulsiones; una tercera parte fallecen en las 24 o 36 horas siguientes.
Hace ahora dos años, los investigadores creyeron haber resuelto el enigma: el lichi (véase fotografía que acompaña al texto), la preciada fruta que crece en la región durante los meses más calurosos del año. Hallaron que estos frutos contienen una sustancia química que causa una importante hipoglucemia (disminución de la glucosa en sangre) cuando se consume con el estómago vacío. Tal vez por ello afectaba a niños generalmente malnutridos.
El CDC (Center for Disease Control and Prevention) estadounidense financió una investigación, publicada en 2017 en la revista médica británica The Lancet. En ella se hacía hincapié en que se advirtiese a las familias para que los niños más pequeños no consumieran lichi en ayunas. Con ello se consiguió reducir el número de casos en la región de varios centenares a unas pocas decenas.
El tema parecía resuelto; hasta este año (2019), en que el número de casos se incrementó de modo espectacular, notificándose 719 casos (hasta el 24 de junio), con 152 fallecimientos, todos niños pobres de los suburbios de Muzaffarpur, un área muy poblada del estado de Bihar. En muchos de los nuevos casos el consumo de lichi no era el factor desencadenante.
El epicentro del tratamiento de esta extraña enfermedad es el Sri Krishna Medical College y el hospital de la ciudad de Muzaffarpur. Allí han fallecido (hasta ahora) 102 niños.
En esta ocasión la mayoría de los niños que enfermaron tenían menos de 5 años de edad; muchos, de tan solo 1 o 2 años, seguían siendo lactantes; y a esa edad es imposible que consumiesen el famoso fruto, lichi.
La responsabilidad del lichi como agente causal, que otrora se dio por cierta, es hoy día puesta en cuestión.
Se busca ahora algún tipo de virus o bacteria. Un problema es el transporte de las muestras de sangre. La región es muy calurosa, con temperaturas de más de 40 grados, y no hay garantía de que las muestras lleguen sin deteriorarse hasta los laboratorios.
Ni siquiera existe acuerdo acerca de la denominación de la enfermedad; según los expertos estadounidenses se trata de una encefalopatía aguda, mientras los funcionarios indios se refieren a ella como encefalitis aguda. La diferencia semántica es importante, dado que la encefalitis induce a pensar que se trata de una enfermedad infecciosa, similar a la encefalitis japonesa, una infección vírica (flavivirus) transmitida por mosquitos del género Culex, con elevada prevalencia en la India y otros países del sudeste asiático.
Sin embargo, durante las últimas décadas no se ha aislado ningún germen infeccioso con el que explicar lo que los lugareños han bautizado como enfermedad del lichi.
En contra del origen infeccioso de la enfermedad está el hecho de que, incluso en los años en que la incidencia es elevada (cientos de enfermos), casi todos los casos se presentan en una única comunidad o aldea, sin afectar a niños de aldeas próximas, hecho que no se ajusta al patrón de una enfermedad infecciosa.
Otra cuestión irresuelta es: si los frutos (lichis) son los agentes causales, ¿Por qué no se presentan casos en otras regiones donde se cultiva el apreciado fruto, o en otros países? Recordemos que el lichi es de origen chino.
La región donde se ubica la ciudad de Muzaffarpur concentra aproximadamente el 70% de la producción de lichi en India, el segundo mayor productor mundial después de la República Popular China.
A pesar de que todos se refieren a esta extraña patología como enfermedad del lichi, pocos tienen la convicción de que la ingesta del fruto sea responsable de tan grave y súbita enfermedad. Por ahora, la única estrategia usada por las familias ha sido tratar de evitar que los niños consuman el fruto con el estómago vacío.
Existen casos de niños que, sin haber consumido lichis, se acostaron sin ingerir nada (¡ya es triste!) y al despertar comenzaron a sufrir convulsiones, falleciendo horas después.
Entretanto, el Center for Disease Control de India rehúye dar explicaciones sobre este asunto.
Muchos científicos indios prefieren seguir creyendo que el fruto (lichi) es responsable, a falta de otra teoría explicativa. Al mismo tiempo culpabilizan a las autoridades de haber actuado con desidia, tras la drástica reducción inicial de la incidencia. Durante los años 2017 y 2018 se produjeron pocos casos, y la vigilancia epidemiológica se relajó. Este año el problema ha resurgido de manera dramática: 102 niños muy pequeños han muerto hasta la fecha, por esta enfermedad, de aparición súbita e inexplicada.
Se han llevado a cabo campañas urgentes a pie de calle, aconsejando a los padres sobre cómo proceder cuando un niño enferma: administrar por boca azúcar y sal. Si el estado de salud empeora, se debe acudir con urgencia a un dispensario u hospital, donde se le administra una perfusión intravenosa con soluciones de fluidos y electrólitos.
Otro asunto que confunde a los científicos es la siguiente: ¿cómo una enfermedad tan súbita y rápidamente devastadora, tenga, en algunos casos, una curación tan sencilla?
De momento, es un misterio sin resolver.
Zaragoza, a 27 de junio de 2019
Dr. José Manuel López Tricas
Farmacéutico especialista Farmacia Hospitalaria
Farmacia Las Fuentes
Florentino Ballesteros, 11-13
50002 Zaragoza