La deriva fascista del gobierno de Donald J. Trump, un ejemplo

Recogida y estudio de las ratas, vectores de infección de peste bubónica, causada por la bacteria Yersina pestis.

El mundo asiste perplejo ante lo que nadie sabe si se trata de un esperpento o una tragedia, la llegada de Donald J. Trump al gobierno de Estados Unidos. Sus declaraciones son paradigma de la simpleza y ausencia de rigor y prudencia. Sus medidas solo pueden catalogarse de inanes.

Un ejemplo: El CDC (Centers for Disease Control and Prevention) norteamericano ha establecido nuevas medidas para someter a cuarentena a cualquier ciudadano en Estados Unidos. La normativa, aplicable teóricamente por criterios de salud pública, permite retener a cualquier ciudadano, sin necesidad de recurrir a un mandamiento judicial.

Hasta ahora estas medidas solo eran aplicables en situaciones de epidemia. Sin embargo, la nueva Administración de Donald J. Trump ha establecido unas medidas coercitivas que superan a las que se aplicaron de modo excepcional durante la «crisis del ébola» durante la Administración de Barak H. Obama. En los sistemas democráticos las restricciones a la libertad por razones de salud pública no deben traspasar los derechos civiles de los ciudadanos. Un creciente número de norteamericanos viven esta situación con indisimulada inquietud.

Recuérdese el caso de la enfermera Kaci Hickox hace tres años. Aterrizó en Newark Liberty International Airport, New York, procedente de Sierra Leona (África occidental), país afligido entonces por una epidemia de virus ébola. Durante su estancia en el país africano había seguido de modo estricto los protocolos establecidos por el CDC para evitar el posible contagio. Regresó sin mostrar síntoma alguno de haber contraído la infección. Se le recomendó someterse a una monitorización clínica en régimen ambulatorio. Sin embargo, el gobernador Chris Christie ordenó su aislamiento en cuarentena en una sala aislada del Newark Hospital. La enfermera demandó su detención por considerarla ilegal, permitiéndosele abandonar el hospital solo al cabo de tres días.

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Existían antecedentes: durante el brote de peste bubónica en el cuatrienio 1900 – 1904, durante los gobiernos republicanos de William Mckinley y Theodor Roosevelt se aisló el barrio chino (chinatown) de San Francisco, California. La cuarentena solo se aplicó a los ciudadanos de origen chino, sin ninguna base científica, solo por un temor infundado con tintes claramente racistas. Dos años después del fin de la epidemia, la ciudad sufrió el famoso terremoto e incendio posterior de 1906. La peste había llegado a la bahía de San Francisco con las ratas en un barco procedente de Hong Kong. Los roedores prosperaron entre las ruinas y se produjo un rebrote de la peste que persistió hasta 1909.

Con esta experiencia y la incertidumbre e inquietud, casi temor, acerca de la capacidad ejecutiva de la Administración del gobierno de Donald J. Trump, hay que confiar que los responsables de salud pública actúen con inteligencia, prudencia y criterios estrictamente científicos.

Zaragoza, a 26 de enero de 2017

Dr. José Manuel López Tricas

Farmacéutico especialista Farmacia Hospitalaria

FARMACIA LAS FUENTES

ZARAGOZA

 

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