Crisis de opiáceos en Estados Unidos

Varios ejecutivos del distribuidor mayorista farmacéutico estadounidense Rochester Drug Cooperative han sido encausados por su responsabilidad en el aumento del número de adictos a opiáceos, fármacos que solo se pueden dispensar en las farmacias previa presentación de receta médica.

Hasta ahora, los intentos para frenar la crisis de los opioides en Estados Unidos se centraban en la persecución de los traficantes ambulantes, muchos de ellos consumidores que precisan trapichear para financiar su propia adicción. Sin embargo, las autoridades federales han presentado cargos criminales contra ejecutivos de un importante distribuidor farmacéutico por su papel en la promoción del uso de estos fármacos.

Los fiscales sustentaron su acusación contra la empresa Rochester Drug Cooperative en que la distribuidora farmacéutica ignoró las advertencias de las autoridades federales, y enviaron decenas de millones de dosis de Oxicodona y Fentanilo (dos opiáceos de síntesis) a farmacias que se sabía estaban realizando distribución ilegal. Las ventas de estos fármacos se incrementaron, a la par que los emolumentos de los ejecutivos.

¿Por qué actuaron así? Codicia (deseo vehemente de poseer muchas cosas, en especial riquezas y bienes, según definición de la Real Academia Española de la Lengua).

La persecución ya no se limita a los más vulnerables, los consumidores – vendedores al por menor. Ahora se ha dirigido a los gestores de la distribución de estos productos, probablemente ajenos en sus vidas lujosas a las consecuencias del uso clandestino de estas peligrosas sustancias.

Hasta ahora, la industria farmacéutica ha sido impermeable a la crisis de opiáceos desencadenada por la promoción y venta de medicamentos opiáceos como la Oxicodona.

La acusación contra Rochester Drug Cooperative se centra en conspiración para distribuir medicamentos, estafa, y no presentar informes de pedidos sospechosos por parte de farmacias minoristas o grupos de farmacias. Sin embargo, la corporación había firmado un acuerdo que la eximía de toda responsabilidad previo pago de una sanción administrativa de 20 millones de dólares, junto al compromiso de cumplir la legislación de psicótropos y estupefacientes, y la aceptación de supervisión durante cinco años.

No obstante, Rochester Drug Cooperative, el sexto distribuidor de Estados Unidos, violó las leyes federales sobre narcóticos, enviando opiáceos a farmacias aun sabiendo que los medicamentos recetados se vendían y usaban de modo ilícito.

El máximo responsable de la distribuidora farmacéutica, de 75 años, se declaró inocente ante el Tribunal de Distrito de Manhattan, quedando en libertad bajo fianza de 500.000 dólares. Si es declarado culpable se enfrenta a una condena que iría de 10 años a cadena perpetua.

Las pruebas de cargo contra el presidente de la corporación farmacéutica, y otros dos ejecutivos, muestran una codicia desmedida: lograron incrementar las ventas del medicamento Oxicodona desde 4,7 millones de dólares en 2012 a 42,2 millones en el año 2016.

Las ventas de Fentanilo experimentaron un aumento mayor durante el mismo cuatrienio: desde 63.000 a 1.300.000 dosis.

La compensación por este «éxito comercial» duplicó su remuneración al doble, llegando a recibir 1,5 millones de dólares anuales.

Solo en Estados Unidos, las muertes por sobredosis de opiáceos han superado las 200.000 durante las dos últimas décadas (informes del CDC, Center for Disease Control and Prevention).

La investigación federal se puso en marcha tras el incumplimiento por parte de la distribuidora farmacéutica de los acuerdos firmados con el gobierno federal. Quedó en evidencia que la distribuidora había obviado informes de pedidos de opiáceos por farmacias superiores a los máximos establecidos.

Los tres principales distribuidores farmacéuticos norteamericanos, Cardinal Health, McKesson, y Amerisource Bergen, también han diseñado estratagemas para eludir los mecanismos de regulación. Se hallan también bajo estrecha vigilancia judicial, aunque todavía no encausados (abril 2019).

La red para la distribución de opiáceos, con el único objetivo del enriquecimiento rápido, involucra a distribuidores farmacéuticos, algunas farmacias y médicos prescriptores. Solo así se consigue derivar estos medicamentos al lucrativo mercado ilegal.

John Kinney, actual director ejecutivo interino de Rochester Drug Cooperative, con sede en Rochester, Estados Unidos, que opera en 10 estados y cuenta con una plantilla de más de 200 personas, aceptó ante la juez Naomi Reice Buchwald, del Tribunal del Distrito de Manhattan, que la distribuidora había cometido delitos. Con la aceptación de facto de responsabilidades, la distribuidora puede continuar trabajando (distribuyendo fármacos), bajo una estricta supervisión externa.

Hay quien duda que estos procedimientos judiciales tengan un efecto real para limitar lo que algunos ya denominan, no sin razón, una epidemia de opiáceos en Estados Unidos que comienza a extenderse a otros países occidentales.

Zaragoza, a 25 de abril de 2019

Dr. José Manuel López Tricas

Farmacéutico especialista Farmacia Hospitalaria

Farmacia Las Fuentes

Florentino Ballesteros, 11-13

50002 Zaragoza

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