Preparación frente a un guerra nuclear

Década de 1950: un mural en una estación de autobuses en New York «mostrando» la ciudad tras un hipotético ataque nuclear. Se alertaba así a la población durante los peores años de la «Guerra Fría».

Que un personaje como Donald Trump sea presidente de Estados Unidos es un contradiós desde cualquier punto de vista. Que alardee acerca del tamaño de su botón nuclear (en realidad un complejo maletín con numerosas claves, del que existen tres copias, y solo una está en manos del Presidente) es un asunto que debería preocuparnos. Y así lo entiende el CDC (Center for Disease Control and Prevention) norteamericano. El próximo martes, 16 de enero de 2018, el CDC presentará un taller titulado «Respuesta de salud pública ante una detonación nuclear». El taller está dirigido a los sanitarios, funcionarios gubernamentales y personal de emergencia que sobrevivan a un ataque nuclear.

En verdad, queremos creer que una detonación nuclear es muy improbable, pero hay que tener en cuenta que tendría consecuencias devastadoras y no habría tiempo de reacción. La planificación es vital para reducir las muertes, directas e indirectas, y las enfermedades que seguirían, tanto por la radiación como por la destrucción de infraestructuras básicas. El peaje de sufrimiento sería inmenso. En la página web del CDC de Atlanta se escribe: únase a nosotros en este Grand Round para conocer qué han hecho los programas de salud pública a escala federal, estatal y local para prepararse ante una hipotética explosión nuclear. Aprenda cómo los esfuerzos de planificación y preparación para una detonación nuclear tienen similitudes y diferencias de otros esfuerzos de planificación en respuesta a emergencias.

La última vez que se llevó a cabo un taller similar fue en 2010. El escenario político se ha enturbiado desde entonces; y ello ha motivado que se halla programado un nuevo taller. Estará disponible en internet una vez se haya realizado.

El curso de un día de duración se estructura en tres partes: «Preparing for the Unthinkable», «Roadmap to Radiation Preparedness», y «Using Data and Decision Aids to Drive Response Efforts». [Traducción: «Preparándonos para lo impensable»; «Hoja de ruta preparatoria para [afrontar] la radiación»; y «Usando datos para la toma de decisiones»].

El riesgo real deriva más de un error que de una guerra estructurada. Viendo el comportamiento chalán del dirigente de Corea del Norte y de los asesores del actual Presidente norteamericano, D. Trump, una equivocación es factible. Así se ha manifestado «Union of Concerned Scientists», un grupo de investigación y asesoramiento.

Desde el final de la «Guerra Fría», los funcionarios de salud pública intentan informar sin alarmar. Una norma básica para los supervivientes a la onda de choque de la explosión y a la primera onda de intensa radiación y calor, es no intentar huir en busca de un refugio o centro sanitario (si queda alguno en pie). Durante las primeras horas, la radiación es especialmente peligrosa, disminuyendo muy rápidamente en las horas siguientes. Si no se está protegido, la mortandad durante las primeras horas tras una explosión puede ser superior a la derivada de la propia detonación.

El estado de Hawái ha puesto en marcha el sistema de sirenas y advertencias que mantuvo en vigor durante la «Guerra Fría». Sin embargo, en New York las señalizaciones de refugios contra la nieve nuclear se han retirado en edificios públicos y escuelas.

Hace muchos años que el mundo no sufre una guerra global. Es difícil pensar que no volverá a repetirse. Sin embargo, la capacidad destructiva es hoy inmensamente más poderosa; y aún más si este poder se halla al albur de personajes tan atrabiliarios.

Hay un interesante relato en que un médico (Michihiko Hachiya) describe su experiencia en Hirosima tras la primera bomba atómica, el ya lejano amanecer del 6 de agosto de 1945. El libro («Diario de Hirosima») es el diario personal del Dr. Hachiya entre ese aciago 6 de agosto y el 30 de septiembre de 1945. Téngase en cuenta que el arsenal de armas nucleares es, hoy día, inmensamente mayor que el existente en 1945; y no todo se halla bajo la responsabilidad de personas mentalmente estables y políticamente competentes.

Zaragoza, a 13 de enero de 2018

Dr. José Manuel López Tricas

Farmacéutico especialista Farmacia Hospitalaria

Farmacia Las Fuentes

Zaragoza

Share this post

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*