Rebrotes de covid-19 en Israel (agosto 2021)

Durante la primavera (2021) Israel fue paradigma de un programa de vacunación [anti-covid-19] por la rapidez con que se llevó a cabo y su generalización a gran parte de la población de más de 12 años de edad.

Cuando concluyó la vacunación generalizada, el gobierno levantó las restricciones (distanciamiento, uso obligatorio de mascarillas, etc.). Muchos países tomaron a Israel como ejemplo de buena praxis. Parecía que, siguiendo su modelo de actuación, la pandemia podía ser erradicada.

Tristemente no es así.

Una nueva ola de infecciones se acerca al peor escenario, vivido en el país durante el invierno pasado. La incidencia de nuevas infecciones se ha duplicado durante las últimas dos semanas (1ª y 2ª semana de agosto, 2021), Esta situación ha impelido al gobierno a reestablecer las restricciones, planteándose cierres perimetrales e incluso confinamientos.

La primera teorización es que la protección ofrecida por las vacunas se esté perdiendo, razón que ha hecho plantearse (no solo en Israel) la conveniencia de administrar dosis de refuerzo.

Las vacunas pueden ser menos eficaces frente a la variante delta del SARS-CoV-2. Además, las primeras vacunas se inyectaron al grupo etario de mayor edad.

El pasado mes de junio la sociedad israelí dio por terminada la epidemia y relajó su comportamiento social. Todos querían iniciar una nueva vida tras más de un año de pesadilla. Se dio por sentado que se había logrado la inmunidad de rebaño; y que, por lo tanto, las pocas infecciones que se produjesen serían leves y muy raramente requerirían atención hospitalaria.

A la luz de lo acaecido, estas consideraciones fueron erróneas.

Los hechos están demostrando que la protección ofrecida por las vacunas frente a la primera variante genética del coronavirus SARS-CoV-2, no era extrapolable a las nuevas mutaciones, más contagiosas y graves.

La población de Israel recibió las dos dosis de la vacuna [anti-covid-19] de Pfizer-BioNTech. El 78% de la población israelí mayor de 12 años está vacunada.

Aun cuando se tiene la convicción (no la certeza) de que los vacunados tienen un cierto escudo frente a las infecciones más graves, esta protección parece desaparecer con el tiempo. No solo la incidencia de infección; la mortalidad por covid-19 también está aumentando.

Tras el programa de vacunación en primavera, el gobierno retiró su sistema de pases electrónicos, relajó las prohibiciones para viajar y levantó así mismo casi todas las restricciones. La última fue la necesidad de mascarillas en interiores, a partir del 15 de junio (2021). El gobierno denominó a esta política supresión suave.

El repunte en Israel tuvo su origen (paciente cero) en un niño pequeño (de menos de 12 años) que viajó con su familia a Grecia. Toda la familia, menos él (en razón de su edad) habían sido vacunados. El niño no guardó cuarentena (10 días), antes de realizarse un test PCR (Polymerase Chain Reaction). Asistió a la escuela contagiándose otros 80 niños. Téngase en cuenta que la familia reside en una población de tamaño medio, entre Tel Aviv y Jerusalén, donde más del 90% de la población está vacunada. La responsable de este brote de covid-19 fue la variante delta.

Otro brote se produjo casi a la vez en una ciudad del norte de Israel. Desde entonces la variante delta es la predominante en todo el país.

De los aproximadamente 9 millones de habitantes, 1 millón rechazó vacunarse. Entre las personas que completaron las dos dosis de vacuna se observa una inmunidad menguante, sobre todo entre los primeros vacunados.

Según informaciones del Ministerio de Salud de Israel, la vacuna de Pfizer-BioNTech mostró una efectividad durante el mes de abril de alrededor del 95%, que se redujo al 35% a finales de junio y principios de julio. Sin embargo, estos resultados no se han validado, pudiendo estar sesgados por otros factores que no se han tenido en cuenta.

Tras varias semanas sin fallecimientos, durante el presente mes de agosto se han notificado 230 muertes.

Mientras los brotes anteriores afectaban a las comunidades ultra-ortodoxas, más reticentes a la vacunación, los brotes más recientes inciden en familias de clase media, mayoritariamente vacunadas.

En Reino Unido, donde el SARS-CoV-2-delta comenzó a prevalecer a comienzos de año (2021), los investigadores estimaron la efectividad de la vacuna de Pfizer-BioNTech contra la variante. Los resultados se publicaron en la revista The New England Journal of Medicine: la vacuna era eficaz en un 88% frente al covid-19 sintomático.

Sin embargo, es cada vez más evidente que la eficacia disminuye con el tiempo. Las infecciones son más frecuentes entre las personas que se vacunaron en enero en relación con las que lo hicieron abril o mayo.

Si el 15 de junio se suprimió en Israel la exigencia de mascarillas en interiores, pocos días después (día 25) se restableció la exigencia, pero el cumplimiento fue laxo. Los científicos plantean la necesidad de restablecer el pase electrónico [para acceder a locales públicos].

Sin embargo, la población es rehacía ante nuevas medidas restrictivas, sobre todo cuando éstas se adoptan días después de otras liberalizadoras. Abundando, mucha gente cree que la vacunación le protegerá de modo suficiente ante esta nueva ola de covid-19. Mientras, los responsables de salud pública insisten que nos hallamos inmersos en una catástrofe.

Entretanto, los responsables han depositado sus esperanzas en las inyecciones de refuerzo [de las vacunas]. De hecho, más de un millón de israelíes ya han recibido una tercera dosis de la vacuna de Pfzer-BioNTech. Todos esperan que esta práctica dé resultados.

Un estudio publicado por Maccabi, un proveedor israelí de atención médica, ha publicado resultados preliminares que apoyan una eficacia de la tercera dosis de la vacuna del 86% en personas de 60 o más años. Sin embargo, estas cifras contradicen otras anteriores.

El gobierno de Estados Unidos anunció hace unos días que los estadounidenses vacunados con los preparados de Pfizer-BioNTech o Moderna Therapeutics podrían recibir una tercera dosis transcurridos 8 meses desde la segunda inyección.

La Organización Mundial de la Salud considera que sería más inteligente vacunar a personas de alto riesgo en países pobres al objeto de evitar, en la medida de lo posible, el surgimiento de nuevas variantes, más peligrosas, además de otras consideraciones éticas.

La política no ayuda: la mayoría de los palestinos de Cisjordania y Gaza no han sido vacunados tras rechazar un acuerdo de intercambio de vacunas con Israel.

Zaragoza, a 21 de agosto de 2021

Dr. José Manuel López Tricas

Farmacéutico especialista Farmacia Hospitalaria

Farmacia Las Fuentes

Zaragoza

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