Obituario de Ben Barres. La aceptación científica de la transexualidad

Ben Barres fue un científico pionero en el estudio de las células de glía, una estirpe de células del tejido nervioso que durante muchos años se han considerado acompañantes pasivas de las neuronas. La importancia de las células de glía ha crecido de modo parejo a su estudio y conocimiento. Hoy se sabe que, por ejemplo, juegan un trascendente papel en la enfermedad de Parkinson. Cabe equiparar el papel de las células de glía en la neurociencia al de las mujeres en la ciencia en general; su involucración ha crecido a par que el reconocimiento de su importancia. Ben Barres ha sido un defensor acérrimo del papel de las mujeres en el trabajo científico. Tristemente, Ben Barres falleció el 27 de diciembre (2017) a los 63 años debido a las complicaciones de un cáncer de páncreas.

Ben Barres cambió de sexo, de mujer a hombre, en el año 1997, cuando se hallaba en la cuarta década de su vida. Fue una decisión trascendente, tanto en lo personal como en el ámbito académico y científico, donde, contra lo que pueda parecer, las personas transexuales son poco aceptadas por el stablishment. En el año 2006 Ben Barres escribió un artículo (Does Gender Matter?) (¿Importa el género?), publicado en la revista Nature. Su posicionamiento se enfrentaba con una opinión bastante general según el que las mujeres no suelen progresar en las ciencias debido a diferencias innatas en sus aptitudes.

Sospecho, escribió Ben Barres, que «las personas con condicionantes ventajosas, consideran a las menos favorecidas, innatamente inferiores, pretendiendo fundamentar su discriminación en criterios científicos».

El artículo cita las trabas, incluso el trato desdeñoso, que solía recibir cuando era mujer; y cómo cambiaron las cosas cuando se convirtió en hombre, quirúrgicamente. Ben Barres dejó escrito que «las personas que desconocían su condición de transexual le trataban con mucho más respeto cuando fue hombre que mientras mantuvo su condición de mujer».

Ben Barres nació el 13 de septiembre de 1954 en West Orange, New Jersey (Estados Unidos), con sexo femenino. Su nombre de pila fue Bárbara.

Desde muy joven mostró un inusitado interés por la ciencia. Ingresó en el prestigioso M.I.T. (Massachusetts Institute of Technology), graduándose en Ciencias de la Vida (Biología), doctorándose más tarde en la Facultad de Medicina de Dartmouth en el año 1979.

Realizó trabajos sobre degeneración de la función cerebral, primero en Weill Cornell Medical College, y más tarde en la universidad de Harvard, donde obtuvo un Ph. D. en neurobiología en el año 1990.

Viajó a Londres gracias a una beca post-doctoral, donde se integró en el grupo de trabajo sobre el estudio de las células de glía, dirigido por Martin Raff. De regreso a Estados Unidos en 1993 continuó sus investigaciones sobre esta estirpe de células nerviosas en la universidad de Stanford. En el año 2008 llegó a ser director del departamento de Neurobiología de dicha universidad.

Las células de glía no son meras «células cortejo» de las neuronas, como se creyó durante mucho tiempo. Las investigaciones del grupo de trabajo de Ben Barres, y otros, cambiaron esta visión por completo. Las células de glía son fundamentales para la organización del complejísimo «cableado» de nuestro cerebro.

Trabajando en el laboratorio de Corey, Ben Barres descubrió canales iónicos en las células de glía, y desarrolló una técnica que posibilitaba el aislamiento de estas células mediantes anticuerpos específicos.

En el laboratorio de Raff, Ben Barres logró diferenciar distintos tipos de células de glía (astrocitos, células de Schwann y oligodendrocitos) descifrando sus distintas funciones.

En el año 1993, en su propio laboratorio en la universidad de Stanford, demostró que las células de glía son críticas para la formación de sinapsis, tanto in vitro (en cultivo celular) como in vivo. Este hallazgo echaba por tierra la creencia de que las neuronas eran autosuficientes para formar sinapsis.

Otra área de investigación fue el papel de las células de glía en las enfermedades neurodegenerativas.

Pero, además de su actividad científica, el Dr. Barres fue un defensor de la condición femenina (que él mismo había tenido durante gran parte de su vida), criticando agriamente los comportamientos prepotentes de muchos colegas del sexo masculino (sexo que adoptó cumplidos ya los 40 años de edad). En sus críticas también incluyó a algunas mujeres que, tras haber logrado el éxito profesional, adoptaron vicios masculinos que antes reprobaban.

La defensa pasional de sus argumentos fue objeto de críticas, al utilizar modos que se alejaban de la discusión abierta que preconizaba en sus escritos y conferencias.

Ante estos comentarios, argüía que cuando un profesor dice a sus alumnos que son innatamente inferiores por motivos de raza, religión, género u orientación sexual, se está cruzando la línea que divide la libertad de expresión de la violencia verbal.

Siempre aceptó que existen diferencias entre los cerebros de hombres y mujeres, pero objetaba las interpretaciones estereotipadas.

Si existen diferencias cognitivas entre hombres y mujeres, no está claro que sean innatas; y, de serlo, no es evidente que deban ser tenidas en consideración.

En una carta a un periódico escribió que «la cuestión no es si los cerebros de hombres y mujeres son diferentes, sino porqué la sociedad insiste en etiquetar los cerebros masculinos como mejores».

Zaragoza, a 4 de enero de 2018

Dr. José Manuel López Tricas

Farmacéutico especialista Farmacia Hospitalaria

Farmacia Las Fuentes

Zaragoza

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